Hard Rock Café: ícono de la globalización

La cadena de restaurantes que le rinde culto al Rock atravesó cambios en la historia que la ayudaron a definir su identidad. Con sucursales en Argentina, la franquicia inauguró un nuevo local en el barrio más caro de Latinoamérica.

Por Virginia Gallego y Caroline Keller, en el Nº 11 de Fronteras

El primer Hard Rock Café de Sudamérica abrió sus puertas en octubre de 1995, dos años después de la inauguración del shopping Buenos Aires Design. En ese predio, ubicado junto al cementerio de la Recoleta, funcionaba un asilo de ancianos hasta que la entonces Municipalidad de Buenos Aires decidió construir el Centro Cultural Recoleta y un espacio para oficinas, junto a una concesión para gestionar por veinte años el primer shopping especializado en diseño y decoración. Ese contrato venció en 2013 y decidieron renovarlo por cinco años más.
El plazo se venció de nuevo en noviembre de 2018. “Nos decían que las negociaciones [para que el shopping siga abierto] avanzaban, pero, de un día para el otro, no hubo más arreglo; un viernes por lo visto se pudrió todo y el lunes nos enteramos que el sábado teníamos que cerrar”, explicó Adriana de Angelis, gerenta del Hard Rock, a la agencia de noticias Télam. El viernes previo al cierre pautado, 120 trabajadores asistieron a una manifestación autoconvocada en la que cortaron la avenida Libertador. La consecuencia de dicha protesta devino en que Diego Santilli, vicejefe de gobierno porteño, determinara ceder a la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías Y Cafés (AHRCC) y la Cámara de Empresarios Madereros y Afines (CEMA) un permiso provisorio por un año para administrar el Buenos Aires Design y evitar el cierre temporal de los comercios que allí funcionan. Aun así, desde el mítico local saben que sus días en Recoleta están contados.
De Angelis -que también administra la sucursal de Aeroparque- aseguró en 2018 que tiene “la aprobación de Hard Rock Internacional para abrir otro local en Puerto Madero”, pero que la mudanza no será rápida porque “un Hard Rock no se abre de un día para el otro”. Dicho local terminó por abrir sus puertas a fines de julio de 2019 y se convirtió junto a las de Ezeiza y Aeroparque en la cuarta sucursal de la marca en Buenos Aires.
Un conflicto similar ocurrió en 2016, cuando estaba en tratativas la apertura de un nuevo eslabón de esta cadena en Ushuaia en donde el vicegobernador, Juan Carlos Arcando, participó de la inauguración oficial del primer Hard Rock Café en esa provincia y afirmó: “Es un deber del Gobierno alentar los nuevos emprendimientos en la provincia, en esta oportunidad el Hard Rock Café, porque generan puestos de trabajo para los fueguinos y este, por su dimensión edilicia, está entre los tres más grandes del mundo, por lo que es una satisfacción poder tener esta marca en Ushuaia. Quiero resaltar que la persona que invirtió en este emprendimiento gastronómico, no ha venido de afuera, es un vecino radicado en nuestra provincia desde hace muchos años”, valoró también el vicegobernador.

El Hard Rock Café es una franquicia que surge en Londres en el barrio Mayfair, cerca del famoso Hyde Park durante la década del 70 cuando los creadores, Isaac Tigrett y Peter Morton, de origen estadounidense innovaron el concepto de comer. Por eso, el Hard Rock Café está lejos de ser un pub, o un restaurante de comida rápida. Es una experiencia musical. Su esencia como la conocemos hoy comenzó a establecerse cerca de 1979 cuando sus propietarios tuvieron la idea de convertir las paredes del establecimiento en un museo del rock & roll. Su primera pieza del museo fue una Red Fender Lead II, una guitarra de Eric Clapton.
La segunda sucursal abierta fue la de Toronto, Canadá, y en 1982, luego de disputas internas entre los dueños, juicios y división de la empresa entre los mismos, comienza la etapa de expansión global de la marca. No es casual que el restaurant multinacional con 124 establecimientos en todo el mundo, haya llegado al país durante el menemismo, con el dólar y el peso en el famoso “uno a uno” para establecerse en una de las zonas costosas del centro porteño, Av. Pueyrredón 2501, Recoleta, a metros del emblemático cementerio. Ahí es cuando en el 95’ abre las puertas el Hard Rock en Buenos Aires que sería inaugural no sólo para Argentina sino también pionero en toda América Latina.
En la actualidad la cadena de restaurantes cuenta con más de 80.000 ítems provenientes de la cultura rocanrolera y cada uno cuenta su parte en la historia de cómo evolucionó este género musical. Los dueños entendieron el flujo del momento, bandas como los Rolling Stones, Led Zepplin y Deep Purple consolidaron el estilo del Hard Rock. Por lo tanto, nombrar a su negocio Hard Rock Café fue atractivo. Organizaron recitales y pronto para los artistas era una obligación dar shows en 150 Old Park, Mayfair, como así dejar sus objetos personales para ser exhibidos. La lógica de museo para esta cadena surge en 1974 cuando Eric Clapton, famoso guitarrista, compositor y cantante de rock y blues británico, además de fan entusiasta del único Hard Rock Café que había por aquellos tiempos, le pide a Isaac Tigrett que cuelgue su guitarra sobre su silla favorita de la barra para marcar “su lugar”. Tan sólo una semana más tarde Isaac recibiría un paquete que incluía una nota que decía: “La mía es tan buena como la de él. Saludos, Pete”. Esta vez se trataba de la guitarra de Peter Townshend, guitarrista del renombrado grupo The Who.

¿Hard Rock? ¿Café?
El hard rock, traducido de forma literal del inglés como rock duro, es un subgénero vagamente definido de la música de rock, surgido a mediados de los 60’ a partir de los movimientos del garage, el blues y el rock psicodélico. Se caracteriza por el uso de letras agresivas con guitarras eléctricas distorsionadas, un bajo, batería, y en ocasiones teclados. A su nacimiento, en una primera época, asistieron bandas como los Rolling Stones, The Beatles y The Who, mientras que cuando se consolida en los 70’ la música se vuelve más pesada con Black Sabbath y Led Zeppelin.
En la actualidad, la cadena empresarial homónima de este subgénero musical, posee como parte de su museo prendas, instrumentos y pertenencias de los artistas considerados parte de la música y cultura hard rock, además de un vestido de Shakira, la campera roja que usó Michael Jackson en Beat It, o el vestido de novia que usó Madonna, la reina del pop, en su videoclip Like A Virgin.
La marca ha recibido críticas por la pérdida de su espíritu para pasar a convertirse en una cadena comercial. Se han desechado unos videoclips en pos de otros, y hoy se ha vuelto más fácil encontrar un video de artistas pop modernos que de rock clásico.
Si bien la cadena sigue con su apuesta por la música en general con presentaciones de bandas independientes en sus locales en particular, la exclusividad del subgénero hard rock, no es más que un atractivo nombre que dista de lo que promueven.
Por otro lado, también está la cuestión del menú. El Hard Rock cuenta con una visualización de los productos que ofrecen desde su página web y en cuanto a opciones alimenticias el repertorio es variado ya que cuenta con alternativas veganas, vegetarianas e incluso infantiles.
Pensado desde el inicio en el imaginario de sus fundadores como un anhelo de local de comida rápida que pudiera proveer una hamburguesa estadounidense para todos los londinenses, es incluso hasta el presente que el Hard Rock Café no posee una carta con infusiones calientes. Poseen variedades de hamburguesas, postres, malteadas y bebidas alcohólicas, pero ni un solo café.
Esta franquicia, que cuenta con establecimientos en 63 países, es una huella más del imperialismo comercial estadounidense con valor de exportación en la que se puede comprar merchandising con el nombre de su propia marca porque sólo con su logo logran vender la ilusión del Hard Rock Café, que en la práctica no es tan hard rock y ni siquiera venden café.

La experiencia del hard rock

¿El Hard Rock Café es un referente internacional del rock o es un mero atractivo para turistas? Para cenar en el Hard Rock Café, hay que ir con tiempo. Es común hacer fila por 45 minutos antes de poder ser ubicado en una mesa y luego esperar otra vez un largo periodo hasta ser atendido. Los restaurantes suelen parecerse, comparten estética en cuanto a que son lugares oscuros a la luz azul de los televisores que se unen (hasta 16) para formar una pantalla inmensa. No se ve el color ni el material de las paredes ya que exhiben las reliquias del rock y conforman el atractivo principal del lugar. Durante el día la música es fuerte lo que puede dificultar una conversación y de noche, por lo general, hay bandas independientes que tocan su música en vivo. Pueden ser bandas locales invitadas o la Hard Rock Café House Band, la propia banda del restaurante que hace covers de los grandes hits del rock clásico. En cuanto a la comida, en el Hard Rock Café Buenos Aires, es costosa con precios a partir de $600-1200 para los platos clásicos- la bebida aparte- . Más que un Café, un bodegón o casa de comidas, es un museo y con frecuencia se encuentra en la lista de actividades turísticas para ver en una ciudad. Las remeras blancas con el logo y el nombre de la ciudad son populares y prueba de haber ido de vacaciones como un souvenir.

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